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    27 marzo, 2023

    Rotura muscular o rotura de fibras, una de las lesiones más usuales en deportistas

    Las roturas musculares, conocidas coloquialmente como rotura de fibras, son aquellas lesiones en las se produce una disrupción de las fibras musculares pudiendo ir acompañadas de rotura de la fascia (estuche que envuelve el músculo) o de la unión miotendinosa (zona donde se unen tendón y músculo).

    Podemos dividir las lesiones en función de la causa y del grado de lesión.

    Si atendemos a la causa, las roturas musculares se dividen en dos tipos de lesiones:

    · Lesiones por traumatismo directo:

    Son aquellas en las que la rotura de fibras se produce por una contusión directa sobre el tejido muscular.

    · Lesiones por traumatismo indirecto:

    Se caracterizan por ser provocadas a causa de una contracción o sobreestiramiento forzado del músculo que provoca la alteración de las fibras musculares.

    En cuando al grado de rotura podemos clasificarlas en 3 subgrupos:

    · Elongación-distensión-rotura de grado 1:

    Son aquellas lesiones en que la rotura es mínima, de modo que no se puede objetivar con pruebas de imagen. Provoca molestia, disconfort, pero no pérdida de función.

    · Rotura de grado 2:

    Es aquella en la que se puede objetivar la lesión mediante pruebas de imagen, ya sea ecografía o resonancia magnética nuclear. Genera sangrado, dolor e impotencia funcional.

    Ejemplo de rotura Tennis Leg.

    · Rotura de grado 3:

    Es aquella en la que se produce la laceración total de un vientre muscular con la consiguiente retracción de los extremos. Provoca sangrado masivo, dolor y pérdida total de la función muscular.

    Tratamiento

    Para enfocar el tratamiento y el pronóstico es importante conocer con exactitud el alcance de la lesión, así como factores asociados como el mecanismo lesional, si ha sido durante la práctica deportiva o si había tenido lesiones previas en la zona. Estos aspectos se podrán valorar mediante la entrevista clínica, exploración física y pruebas de imagen, como la ecografía.

    Una vez se conoce bien la lesión, se establece el tratamiento y el pronóstico, que variará en función del alcance de la misma.

    En fases iniciales de la lesión, es importante el control del sangrado (hematoma), minimizar el dolor, evitar una excesiva inflamación y mantener la máxima función muscular. Para conseguirlo se usan herramientas terapéuticas como INDIBA, terapia manual, ejercicio terapéutico, reposo relativo, vendajes compresivos y crioterapia.

    Conforme se avanza en el proceso de cicatrización, una vez se supera la fase aguda, es necesario ir aumentando la dosis de ejercicio así como de terapia manual e INDIBA.

    Una vez es seguro que la lesión ha cicatrizado (revisión ecográfica y test de carga) se comienza con el entrenamiento cada vez más orientado al deporte que se practique. Es muy importante que en los deportistas se llegue a esta fase. En personas que no realizan ningún deporte, esta fase no será tan necesaria.

    Los tiempos de vuelta a la práctica deportiva dependerán del alcance de la lesión así como del proceso evolutivo de la misma.