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    10 septiembre, 2018

    Vértigos,  un síntoma muy molesto que te incapacita en tu vida diaria

    Los vértigos son un síntoma de sensación subjetiva de movimiento de los objetos que nos rodean o de nuestro propio cuerpo, por lo común, una sensación de giro. Debe distinguirse de los mareos, ya que éstos últimos también generan desfallecimiento, sensación de desmayo, inestabilidad, aturdimiento, malestar y náuseas. Aunque es cierto que, en la práctica, suelen aparecer de manera conjunta.

    Podemos encontrar diferentes tipos de vértigos:

    • El vértigo periférico: es frecuente y se produce por diferentes problemas que afectan al oído interno y al nervio vestibular, que es el encargado de transmitir la información relacionada con el equilibrio al sistema nervioso central.
    • Vértigo posicional benigno: el más común de todos, causado por pequeñas calcificaciones que se forman dentro de los conductos que informan del equilibrio.
    • El vértigo central: mucho menos frecuente, aparece por problemas que suelen ser más graves y que afectan directamente al sistema nervioso central.

    ¿Cómo podemos tratar los vértigos?

    Desde la Osteopatía y la terapia manual se pueden tratar algunos vértigos, principalmente aquellos producidos por tensión muscular excesiva en la región cervical, provocando una mala vascularización de diversas estructuras y como consecuencia la aparición de vértigos. Además, también se pueden tratar los vértigos provocados por un angio-espasmo de la arteria vertebral, que puede producirse por diversas causas. También aquellos producidos por el cierre de un espacio que se encuentra en la base del cráneo, conocido como agujero rasgado posterior (ARP) y  por el que salen diversas estructuras, en concreto tres pares craneales, nervios y la vena yugular.

    Aunque los vértigos son un síntoma y no una patología como tal, siempre debe realizarse un diagnostico diferencial para buscar cual es su origen y así poder escoger el tratamiento más adecuado para cada paciente. Esto incluye una buena entrevista con preguntas bien enfocadas así como diferentes pruebas y test que aporten información importante.

    El tratamiento de los vértigos debe ser individualizado para cada paciente. Como con cualquier otro problema, se realiza con una combinación de diferentes técnicas que se aplican tanto a nivel cervical como a nivel craneal e incluso visceral teniendo en cuenta que una congestión hepática biliar puede ser la responsable de este síntoma.

    Podemos utilizar técnicas manipulativas vertebrales, inhibitorias, stretching rítmico, articulares, bombeos, músculo energía y técnicas específicas craneales como las de Sutherland.

    Los vértigos, a pesar de ser muy incapacitantes, no suelen ser síntomas graves. Para prevenirlos se recomienda llevar una vida sana con hidratación suficiente y con actividad física, que permite a la vez que los músculos tengan un buen tono y es una buena forma de lidiar con el estrés. De esta manera será más difícil que la tensión acumulada pase factura. Además, es conveniente evitar posiciones extremas de la cabeza. El estrés es un importante desencadenante de los vértigos, por lo que ante situaciones de mucha carga mental deben tomarse medidas antes de que aparezcan síntomas y, si aun así aparecen, debes intentar no moverte hasta que haya pasado, hacer cambios posturales lentos y controlados, evitar pantallas o luces y no realizar actividades en las que el vértigo pueda poner en riesgo tu salud o la de los demás, como por ejemplo conducir.

    Si sientes algún episodio de vértigo puedes pedirnos cita para que te ayudemos a disminuir los síntomas y te recuperes más rápido.