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    10 diciembre, 2018

    ¿Por qué duelen las articulaciones con el frío, con los cambios bruscos de tiempo o con la humedad? ¡Te lo contamos!

    ¿Has oído alguna vez la frase “cuando cambia el tiempo me duelen los huesos” o “cuando hace frío me duele más la rodilla”? cuando hay cambios de temperatura, llega el frío o hay mucha humedad,  se escuchan mucho ese tipo de frases, pero ¿qué hay de cierto en ello? ¡Te lo contamos!

    El dolor articular es un síntoma muy molesto que dificulta el día a día de muchas personas.  El dolor en rodillas, muñecas, codos… acompañado de rigidez e inflamación, puede llegar a afectar a la realización de actividades de la vida diaria.

    Según diversos estudios no concluyentes, se ha observado que dependiendo de la sensibilidad de cada persona a los cambios meteorológicos, podría existir una relación directa entre el frío y la humedad con el dolor, en especial en personas con enfermedades reumáticas como la artrosis o la artritis, pero no porque el clima produzca la enfermedad sino porque influye en el origen del dolor.
    Este dolor se asocia a la acción de los cambios de presión atmosférica sobre los receptores de presión que tienen las articulaciones de nuestro cuerpo. Cuando la presión atmosférica disminuye aumenta la humedad y ese cambio de presión afecta directamente a las articulaciones aumentando el nivel de dolor.
    Para entenderlo un poco mejor, la disminución de la presión atmosférica hace que la presión dentro del espacio articular aumente y produzca una irritación de los tejidos blandos, por lo que si existe una enfermedad articular se produce una inflamación que genera un aumento de la percepción de dolor.

    Cuando hace frío, muchas personas sienten más dolor muscular y/o articular.

    El frío y la humedad pueden llegar a generar contracturas musculares al producirse una vasoconstricción, disminución del aporte de sangre al músculo, afectando la estabilidad de la articulación y disminuyendo la elasticidad de ligamentos y tendones. Además, el frío produce hiperalgesia, un aumento en la sensibilidad al dolor.
    Cuando hace frío los músculos se contraen más y se genera una tensión muscular, lo que hace que los tendones que rodean las articulaciones estén más contraídos y por lo tanto la articulación sufre y muchas veces aparece el dolor. También pueden aparecer otros síntomas como debilidad y pérdida de movilidad.

    Entonces, ¿se pueden evitar los síntomas?

    Hay que tener en cuenta que el dolor ocasionado por una enfermedad articular o una lesión no podemos prevenirlo pero sí seguir una serie de pautas para intentar minimizarlo. Por ello es importante saber las causas del dolor, es decir, si es debido a un proceso degenerativo como la artrosis, a un proceso inflamatorio como la artritis reumatoide o a una lesión.
    La artrosis generalmente suele afectar a rodillas, muñecas, caderas, etc. y la artritis a las articulaciones de las manos, muñecas, pies y hombros, por ello es muy importante un buen diagnóstico.
    Aunque, dependiendo de la causa del dolor articular hay que seguir unas pautas, lo más importante es protegerse del frío y la humedad para mantener el calor en las articulaciones, sobre todo en las partes más expuestas como las piernas y los brazos.
    Además, en el caso de una enfermedad degenerativa (artrosis), también se recomienda realizar ejercicio para ayudar a dar más movilidad a la articulación y de paso potenciar la musculatura que la recubre.
    Y por último, es muy recomendable para nuestra salud general seguir una dieta equilibrada, dormir bien  y evitar el tabaco y el  alcohol.