Ciática en el embarazo, una de las patologías más frecuentes y molestas
La ciática es una de las patologías más comunes durante el embarazo, generalmente a partir del segundo trimestre.
A lo largo de los meses se van generando cambios fisiológicos en el cuerpo de la mujer que pueden llegar a modificar la postura corporal, aumentando la carga sobre la columna vertebral.
Una de las principales causas, son los cambios hormonales que se producen en el embarazo, que pueden provocar hipermovilidad de las articulaciones y distensiones de los ligamentos, favoreciendo el estrés mecánico de los músculos que tienen que estar más activos para contrarrestar estos cambios.
La hormona que se encarga de esto es la relaxina, que en el caso de las mujeres aumenta al inicio del segundo trimestre del embarazo para disminuir las contracciones uterinas y más adelante facilitar el parto vaginal.
Por otra parte, se produce una anteversión pélvica (inclinación hacia adelante de la pelvis) y según va creciendo el abdomen (el útero se ensancha a medida que el feto crece) se ve aumentada su curvatura lumbar. Esto provoca que el sacro tome una posición más horizontal, pudiendo causar la compresión del nervio ciático.
Además de aumentar la lordosis lumbar, el aumento de peso de manera irregular en algunos casos, este provoca que tengamos que aumentar nuestra base de sustentación, con una rotación externa de la cadera. El músculo que se encarga de realizar esta rotación es el piramidal, que se encuentra en la pelvis y tiene la particularidad de que el nervio ciático pasa justo por debajo de él, por lo que si se contractura o sobrecarga puede ocasionar la irritación del nervio con el consecuente dolor, lo que llamaríamos la falsa ciática o síndrome del piramidal. Aunque, este músculo se puede ver afectado como consecuencia de otras tensiones que pueden venir de la pelvis, espalda o incluso piernas.
El dolor se localiza en la parte baja de la espalda, manifestándose como un peso o una opresión. Además, puede provocar punzadas o una sensación de quemazón que puede irradiarse hacia la parte de atrás de la pierna e incluso llegar a los pies.
¿Qué podemos hacer para evitar la ciática en el embarazo?
Para evitar la inflamación y el dolor del nervio ciático durante el embarazo, lo ideal sería que se practicase actividad física regularmente. Durante el embarazo hay que adaptar nuestra actividad física normal a las necesidades y etapas del mismo, teniendo en cuenta que los tres primeros meses no se puede exceder de una práctica de excesivo impacto o de falta de oxigenación por posibles riesgos de aborto.
A partir del primer trimestre se aconseja practicar ejercicio físico moderado. Nadar, hacer yoga o pilates es de gran ayuda para reforzar la musculatura de la zona abdominal, cuya debilidad es uno de los principales factores de riesgo para padecer ciática.
La futura mamá también debe concienciarse de la necesidad de mantener siempre la espalda en posición recta y de caminar erguida.
Se debe evitar la ganancia de peso excesiva, ya que mientras más peso se gana mayor es la probabilidad de que se comprima y se inflame el nervio ciático.
Durante el sueño, se recomienda utilizar un cojín entre las piernas al acostarse de lado o debajo de las rodillas al acostarse boca arriba. Ya que estas posturas evitan la rotación de la pelvis y aumento de la lordosis lumbar, producida por el propio embarazo.
Y, muy importante, está contraindicado el reposo absoluto, ya que puede agravar la situación.
¿Qué hacemos si ya ha aparecido el dolor de ciática?
Una vez que ya ha aparecido el dolor, lo ideal sería acudir a nuestro fisioterapeuta de confianza, que identificará la causa de nuestro dolor y aplicará las técnicas más adecuadas para tratarnos: terapia manual, estiramientos, ejercicios, vendaje neuromuscular…
Además del tratamiento fisioterápico, debemos adoptar ciertas medidas para aliviar nuestro dolor:
- Aplicar calor seco en la zona del glúteo para relajar la musculatura pelvitrocantérea.
- Realizar estiramientos específicos de la zona lumbar y glútea.
- Intentar no permanecer mucho tiempo en la misma postura, si se pasa mucho tiempo sentada intentar levantarse regularmente y dar pequeños paseos.
- Evitar el sedentarismo, es conveniente realizar ejercicio para mantener la musculatura tonificada.
- Dormir con una almohada entre las piernas.
- Usar zapatos con un tacón de entre 3 y 5 centímetros para evitar desequilibrios posturales.
Si estás padeciendo esta patología tan molesta durante tu embarazo, llámanos y pide una cita con uno de nuestros compañeros. ¡No aguantes el dolor! Cuenta con nosotros para ayudarte 🙂