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    10 abril, 2018

    ¿Sabes si tienes que aplicar frío o calor cuando sufres una lesión? ¡te lo contamos!

    Ocurre muy a menudo, sufrimos una lesión y nos duele. La lesión y el dolor pueden haberse producido de mil formas diferentes y no sabemos cómo debemos actuar exactamente. ¿Qué debemos hacer? ¿aplicar frío o calor?

    Cuando se trata de una lesión aguda, como por ejemplo un golpe, un esguince o un tirón muscular sin diagnóstico, como regla general durante las primeras 24-48 horas debe aplicarse frío, además si su aplicación puede ser lo más inmediatamente posible mejor. Con esto se va a conseguir reducir el dolor y disminuir el flujo sanguíneo, la inflamación y el edema. Esto es beneficioso porque aunque el mal ya esté hecho, evita que la lesión continúe agravándose.
    A partir de esas 48 horas, lo habitual es dejar de aplicar frío para aplicar calor, aunque debe valorarse cada caso. El calor tendrá los efectos contrarios, aumentará el metabolismo local y el flujo sanguíneo, buscando así acelerar el proceso regenerativo.

    Cuando se trate de una lesión más crónica, como lumbalgia,  ciática, cervicalgia, etc. se aplicará calor directamente, buscando relajar la musculatura espasmada.
    En estos casos es importante recalcar que la exposición al calor debe ser limitada, ya que aunque los tejidos mejoren con el calor, una aplicación prolongada generará una congestión que puede hacer que los síntomas empeoren.

    Otro caso son las molestias y dolores articulares, donde es recomendable aplicar frío debido a la facilidad para la inflamación que existe en las articulaciones.

    Es necesario destacar las molestias musculares. Siempre que no se haya producido rotura, y esto es importante, y aparezca una sobrecarga, se puede aplicar calor que aumentará la aportación sanguínea de la zona, nutriendo mejor los tejidos y facilitando su relajación.

    En cuanto a la frecuencia y el tiempo de exposición con la termoterapia, se recomienda su uso entre 3 y 5 veces al día, espaciando las sesiones un mínimo de 3 horas y aplicándolo entre 10 y 15 minutos el frío y entre 15 y 30 el calor.

    ¿Conoces los baños de contraste?

    Un tratamiento efectivo que emplea calor y frío de forma alternativa son los baños de contraste. En esta técnica se emplean dos recipientes, uno con agua caliente a unos 40º aproximadamente, y otro con agua fría, es suficiente con unos 10º.
    Primero siempre se introducirá el miembro lesionado en el agua caliente durante 3 ó 4 minutos y después se pasará al agua fría durante 1 minuto. La relación de tiempo será 3/1 o 4/1. Este ciclo se puede repetir entre 3 y 4 veces.
    Dependiendo si en la lesión predomina la inflamación o la rigidez se terminará con agua fría o con agua caliente respectivamente.

    Por último, destacar que siempre que se utilicen este tipo de tratamientos es muy importante tomar precauciones para evitar problemas en la piel, sobre todo irritaciones y quemaduras. Con el calor puede ser más sencillo detectar cuando algo está demasiado caliente y puede generar quemaduras, pero con el frío puede ser más complicado por su efecto sedante. Nunca debe aplicarse el hielo directamente sino que debe aplicarse envuelto en una gasa, plástico o papel.